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Foto del escritorZaíno

Una novela, un personaje, un truco

No hace falta mentir: este blog es sobre todo para hablar de nuestros libros. Pero así como es aburrida la gente que solo habla de ella misma, son aburridas las editoriales que no leen a sus colegas. Así que cada tanto vamos a usar este espacio para hablar de libros de las editoriales que nos gustan mucho. Hoy queremos comentar una novela que publican los buenos amigos de Himpar Editores: Imagina que rompes todo, de Lina Munar Guevara. De la belleza de los libros que editan en Himpar no hay mucho que agregar, de la literatura sí queremos decir un par de cosas. Un par que son tres.


La primera clave está en el título del libro: Imagina que rompes todo es la recomendación que le da su tía Anahí a Melissa, la protagonista y narradora. La estrategia de imaginarse rompiendo todo sirve justo para evitar la costumbre de Melissa de entregarse a una furia que rompe, material y simbólicamente, con todas las dificultades de su adolescencia sin padres. Y ese movimiento de imaginar algo justo para evitar que ocurra es una buena clave de cómo esta novela propone la relación con el lector. El libro nos dice que no hace falta ponerse en los zapatos de Melissa, con imaginárselo basta. En tiempos en que el único pacto narrativo correcto parece ser el que se construye desde la identificación, es interesante que esta novela lo proponga desde un lugar más retador pero también más honesto. No es que nosotros seamos como Melissa, es que podemos imaginarla y con esa imaginación pensarnos a nosotros mismos.

La tía Anahí es una mujer transgénero. De hecho, cuando Melissa rompe todo también le recuerda que se llamaba Roberto. Son pocos los personajes transgénero en la literatura colombiana, y nos cuesta recordar uno con una presencia tan potente como Anahí. En vez del juego fácil por lo escandaloso o del discurso para convencidos de la literatura más panfletaria, Lina Munar opta por contar lo trans desde una naturalidad que desconcierta al lector. Y ese desconcierto tan hogareño, lleno de pequeñas discriminaciones y victorias largamente trabajadas, es la mejor reivindicación. Anahí es una presencia, no un discurso.


Falta el truco. Imagina que rompes todo narra el fin de semana que pasa Melissa con su mamá, quien viene un fin de semana de visita. Todo ocurre entre el viernes y el lunes festivo. O mejor, todo cabe en esos cuatro días. La novela pasa del presente al pasado y al futuro sin mayores avisos, pero sin que el lector se pierda en ningún momento. Acaso la adolescencia sea ese momento en que pasado, presente y futuro ocurren juntos. Por supuesto que Lina Munar no se inventó el truco de una narración que salta del presente al pasado sin mayores explicaciones. Es un artificio, es una trampa, es un detalle técnico, por supuesto, pero pocas veces sale tan bien. Ya habrá momento para descifrar la magia, por ahora agradecemos y compartimos el asombro.




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